Cementerio Militar de Powązki en Varsovia (secciones de los insurgentes)
Fundado en el año 1912 en Varsovia para cumplir las necesidades de la guarnición rusa, el cementerio ortodoxo de Powązki, denominado «cementerio zarista», experimentó durante la Primera Guerra Mundial unos vaivenes históricos. Aquí se enterraban entonces soldados caídos que pertenecían a varios ejércitos. Después de que Polonia recuperó su independencia en noviembre de 1918, el cementerio pasó a las manos del sacerdocio castrense polaco que le dio el nombre de Cementerio Militar de Powązki. Como parte de los trabajos de adecuación, se ordenaron y modernizaron las secciones existentes, se trazó el paseo principal y se aumentó la superficie ocupada a 24,5 hectáreas. La iglesia ortodoxa de madera que se había erigido anteriormente dentro del recinto fue convertida en la Iglesia de San Jozafat Kuncewicz.
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Iglesia de San Jozafat: vista antigua (izquierda) y estado actual (derecha)
Desde los primeros días de la independencia, las autoridades estatales y la sociedad intentaron atribuirle al cementerio el carácter de una necrópolis militar central. En las secciones asignadas se enterraron 2,5 mil soldados –víctimas de la guerra polaco-soviética en los años 1919-1920– exhumados de campos de batalla alrededor de Varsovia, mientras que en otras se inhumaron soldados de las numerosas formaciones militares polacas de la Primera Guerra Mundial (Legiones Polacas, Organización Militar Polaca, I Cuerpo Polaco en Rusia, «Ejército de Haller»).
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tumbas de soldados caídos en la guerra polaco-soviética de 1920
Especialmente venerada fue la sección C-13, donde se depositaron los restos de los insurgentes caídos en el Levantamiento de Enero y donde continuaron enterrándose los veteranos del año 1863. Los monumentos y lápidas erigidos recordaban la historia de las luchas por la independencia y el precio pagado para conseguirla.
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tumbas de los insurgentes caídos en el Levantamiento de Enero de 1863 y de sus veteranos
Ya en aquella forma, el cementerio –visitado por los habitantes de la capital y multitudes de visitantes de toda Polonia– llegó a ser un lugar sumamente importante y universalmente respetado, especialmente entre los jóvenes que participaron numerosamente en celebraciones patrióticas de aniversarios históricos, manifestaciones en honor de los caídos, funerales de personas distinguidas, relatando en sepulcros de héroes modelos de actitudes cívicas dignos de conmemoración e imitación.
El carácter militar del cementerio no cambió tras el ataque alemán de 1 de septiembre de 1939, llenándose tan solo nuevas secciones de soldados fallecidos en la defensa de Varsovia. Durante los años de ocupación, el cementerio siguió siendo administrado por las autoridades eclesiásticas polacas, pero debido al terror imperante nuevos entierros se organizaban allí con muy poca frecuencia.
tumbas de soldados caídos en septiembre de 1939
Tanto más destacable es el hecho de que en una de las secciones se enterraron entonces tres soldados del Ejército Nacional polaco («Armia Krajowa» en polaco, brazo armado del Estado Clandestino Polaco), miembros de los denominados «Szare Szeregi» (lo que significa literalmente «filas grises» y denota la organización exploradora polaca en conspiración durante la Segunda Guerra Mundial), fallecidos en la lucha contra el ocupante. El primero fue el subteniente Jan Bytnar (alias «Rudy»), jefe de exploradores, quien –pocos días después de haber sido liberado de las manos alemanas en la famosa operación «Arsenał» el 26 de marzo de 1943– murió en consecuencia de las torturas que le habían infligido funcionarios de la Gestapo durante una brutal investigación. Fueron Tadeusz Zawadzki (alias «Zośka») y Jan Wuttke (alias «Czarny Jaś») quienes organizaron el entierro de «Rudy» en el Cementerio Militar de Powązki después de haber conseguido un permiso adecuado, ayudados por la célula sacerdotal del Mando Supremo del Ejército Nacional polaco («Komenda Główna Armii Krajowej»). Fue sepultado bajo el nombre supuesto de Jan Domański el 3 de abril de 1943 en la sección A-20.
tumba de Janek Bytnar (vista actual)
El segundo enterrado –el 8 de junio de 1943– en la misma sección fue el Sgto. cadete Tadeusz Mirowski (alias «Oracz»).
tumba de Tadeusz Mirowski (vista actual)
Poco después, el trágico destino hizo que junto a estas dos tumbas apareció la tercera, en la que fue enterrado Tadeusz Zawadzki («Zośka»), comandante de la sección varsoviana de los Grupos de Asalto («Grupy Szturmowe»), quien murió el 20 de agosto de 1943 durante el ataque contra el puesto de Grenzschutz (es decir, la guardia fronteriza alemana) en Sieczychy.
tumba de Tadeusz Zawadzki (vista actual)
Es en honor del comandante caído que el batallón creado el 1 de septiembre de 1943 en el marco del «Kedyw» («dirección de subversión») del Mando Supremo del Ejército Nacional fue nombrado «Zośka». Según el testimonio de sus soldados, «aún antes del Levantamiento de Varsovia, casi toda una hilera de la sección del cementerio que hasta entonces había permanecido prácticamente vacía se llenó de cruces de abedul».
sección del batallón «Zośka», 1945
Hoy en día es un lugar que más llama la atención de todos los que visitan el cementerio.
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sección del batallón «Zośka» (vista actual)
Durante la conspiración, el entierro de muertos –sobre todo en un cementerio militar– estaba relacionado con un riesgo enorme y requería que los organizadores de este tipo de funerales aplicasen esfuerzos y medidas excepcionales. Lo que se necesitaba era la ayuda por parte de hospitales, salas de disección, empresas funerarias, funcionarios que preparaban certificados de defunción y, por último, los propios sepultureros, así como la obtención de «papeles falsos». Paulatinamente, se creaban células especializadas dedicadas a estas obras, pero la historia de las tumbas conspirativas en el Cementerio Militar debe considerarse como un acto excepcional que merece el mayor reconocimiento.
Tras la caída del Levantamiento en octubre de 1944, la expulsión de la población civil y la salida de los soldados a campos de prisioneros de guerra, la ciudad destruida y quemada quedó muerta. Entre escombros, en tumbas improvisadas en plazas, patios y calles había cuerpos de soldados muertos en combates y de habitantes de Varsovia asesinados por los alemanes. Muchos cadáveres no fueron enterrados a tiempo.
No fue hasta el 17 de enero de 1945 que las tropas soviéticas y polacas entraron en la ciudad. Gradualmente, los habitantes regresaban a las ruinas abandonadas, y entre ellos se encontraban soldados que no habían pasado al cautiverio y a pesar de la disolución formal del Ejército Nacional (el 19 de enero de 1945), permanecieron en la clandestinidad. La nueva organización, dirigida por el general Leopold Okulicki («Niedźwiadek»), y tras su detención por las autoridades soviéticas en marzo de 1945, por el Cnel. Jan Rzepecki («Prezes»), además de efectuar actividades estrictamente políticas y militares, intentó participar en obras civiles en beneficio de la sociedad.
Esto se expresó particularmente en las acciones tomadas por el Cnel. Jan Mazurkiewicz (seudónimo «Radoslaw»), nombrado comandante de la Zona Central de la «DSZ» («Delegación de las Fuerzas Armadas»), quien abandonó Częstochowa junto con su plantel y a principios de febrero de 1945 se quedó permanentemente en una de las localidades en los alrededores de Varsovia. Fueron principalmente los antiguos soldados del «Kedyw» del Mando Supremo del Ejército Nacional los que se convirtieron en la base para la actividad clandestina posterior, concentrados particularmente en dos círculos procedentes de los antiguos batallones del Ejército Nacional: «Zośka» y «Miotła».
A principios de la primavera de 1945, las autoridades municipales subordinadas al gobierno de Lublin ordenaron retirar los cuerpos de calles, plazas y edificios de Varsovia, y enterrarlos en fosas comunes. Aunque esta decisión estaba completamente justificada por motivos sanitarios, no podían excluirse aspectos políticos ocultos, puesto que el bando comunista quería, por razones obvias, reducir el papel del Ejército Nacional en el Levantamiento de Varsovia.
A los comandantes de ambos grupos se les encargó participar en la acción clandestina de buscar e identificar los cuerpos de los soldados fallecidos en el Levantamiento, asegurarlos en el marco de los trabajos realizados por la Cruz Roja Polaca o enterrarlos en cementerios, si esto fuera posible. El teniente Henryk Kozłowski («Kmita»), comandante de la unidad dirigente de «Zośka», confió la supervisión de estas tareas a Bogdan Celiński («Wiktor»). De parte de «Miotla», la actividad de exhumación fue supervisada inicialmente por el subteniente «Anatol» y luego por el teniente Tadeusz Janicki («Tadeusz Czarny»).
La tarea básica en este breve tiempo era encontrar e identificar los cuerpos de los soldados caídos antes de que fueran llevados a las fosas comunes preparadas en el Casco Antiguo, en el Jardín de los Krasiński y en Czerniaków, a orillas del río Vístula. Una acción idéntica fue iniciada por Halina Dunin-Karwicka-Rakoczy («Janina») en el círculo de los ex soldados y familias del batallón «Parasol» del Ejército Nacional. Organizados en cinco secciones, trabajaron muy abnegadamente en todas las exhumaciones masivas en Varsovia, identificando a sus amigos y amigas caídos en el Levantamiento.
El carácter conspirativo de la labor realizada por los miembros de estos equipos queda confirmado por las actas conservadas de la Cruz Roja Polaca, que a menudo contienen datos ficticios sobre la identidad de los testigos de las exhumaciones. No es de extrañar, ya que la guerra con Alemania aún seguía su curso y en Polonia se intensificaba la lucha contra los restos de la resistencia clandestina. El equipo de la Cruz Roja Polaca que cooperaba con los soldados de «Miotla» estaba encabezado por Anna Pia-Mycielska (también soldado del Ejército Nacional), quien firmó sus protocolos con las letras «AM» desde la fecha inicial de 24 de marzo de 1945.
Debido a la prisa, la falta de personas y medios de transporte, así como numerosas dificultades administrativas, los funerales individuales no eran frecuentes, pero durante la primavera y el verano de 1945 se logró enterrar a un cierto número de soldados-insurgentes en el Cementerio Militar de Powązki, en lugares acordados con el padre M. Żemralski, párroco de la parroquia de San Jozafat, en cooperación con la brigada de Jędrzejewski, sepulturero principal. Un funeral particularmente solemne tuvo lugar en la segunda mitad de febrero de 1945, cuando en el Cementerio Militar de Powązki los amigos del capitán Andrzej Romocki («Morro»), jefe de exploradores y comandante de la compañía «Rudy» del batallón «Zośka», enterraron su cuerpo recientemente encontrado.
entierro de Andrzej Romocki «Morro» en 1945
Algunos dicen que el coronel «Radosław», quien valoraba mucho a este gran oficial, fue visto entre los participantes del funeral.
tumba de Andrzej Romocki (vista actual)
La situación mejoró significativamente cuando en septiembre de 1945 se estableció la Comisión de Liquidación del antiguo Ejército Nacional polaco. Desde aquel momento, las personas que salían de la clandestinidad, revelándose a las autoridades comunistas, podían actuar legalmente (aunque, como iba a resultar en un futuro próximo, no era nada seguro).
grupo de soldados del batallón «Zośka» saliendo del Cementerio Militar en 1945,
con el monumento de los «Orlęta Warszawskie» (es decir, jóvenes defensores de Varsovia) de 1920 en el fondo, después de la guerra trasladado a la sección B-11
Al concluir con el coronel «Radoslaw», el 8 de septiembre del mismo año, el acuerdo sobre la salida de la clandestinidad por parte de los soldados de la Zona Central de la «DSZ», las autoridades comunistas no confiscaron los considerables recursos financieros que tenía en su disposición. Estos fondos podían utilizarse entre otros para conseguir fines sociales tales como:
- compra de algunas parcelas en el Cementerio Militar de Powązki,
- cubrimiento de los costes de la re-exhumación de los soldados enterrados en tumbas temporales,
- construcción de un monumento dentro de las secciones militares del Ejército Nacional,
- ayuda material a las familias de los caídos, incluida la construcción del Internado Gral. «Grot» para los huérfanos de los insurgentes varsovianos. Fue posible gracias a la donación –efectuada con este objetivo– de las ruinas de los edificios adyacentes a la iglesia parroquial en Marymont. El donador fue la sección de «Caritas» dirigida por el P. Zygmunt Trószczyński.
Internado Gral. «Grot»
El período de estancamiento invernal, a finales del año 1945 y principios del 1946, fue utilizado por el equipo del Cnel. «Radosław» con el fin de evaluar la situación y desarrollar el plan de trabajo para la próxima primavera. No faltaban las señales que indicaban la creciente reticencia de las autoridades hacia los círculos del Ejército Nacional procedentes del ambiente de la reciente conspiración anticomunista. Las autoridades no confiaban en las declaraciones sobre la disposición para cooperar pacíficamente en la reconstrucción del país destruido por la guerra y ocupación. Los asuntos de los combatientes hubieron de ser gestionados por la recién formada Asociación de los Participantes en la Lucha Armada por la Independencia y la Democracia («Związek Uczestników Walki Zbrojnej o Niepodległość i Demokrację»), que desde el principio se opuso a la creación de secciones de cementerio separadas para los insurgentes varsovianos.
La excepción a esta actitud fue el otorgamiento del permiso para enterrar en el Cementerio Militar de Powązki a los soldados del grupo del Ejército Nacional «Kryska» exhumados de Czerniaków. Gracias a esfuerzos perseverantes de su antiguo comandante, el Tte. Cnel. Zygmunt Netzer («Kryska»), junto con el comité de familias que encabezaba, ya en 1946 fueron sepultados en la sección D-2 (en la esquina derecha inferior del cementerio, contiguo a la calle Powązkowska).
sección del grupo «Kryska» (vista actual)
Con el tiempo, toda el área de esta sección se llenó de tumbas de insurgentes caídos del grupo del Ejército Nacional «Leśnik», así como de soldados del 4.º Grupo del Ejército Nacional del Distrito Central («IV Zgrupowanie – Śródmieście») «Gurt» y del batallón del Ejército Nacional «Bełt»..
sección del grupo «Leśnik» (vista actual) |
sección del grupo «Gurt» (vista actual) |
sección del grupo «Bełt» (vista actual)
Según los datos del archivo de la Cruz Roja Polaca, en el primer trimestre de 1946 en las fosas colectivas temporales había 2368 «insurgentes» identificados, número definitivamente subestimado, aunque esta categoría incluía solo aquellos casos en los que era posible constatar irrefutablemente la pertenencia del muerto al Levantamiento sobre la base de elementos tales como carnés de identidad, bandas, ropa.
Anteriormente, el 25 de noviembre de 1945, sobre una superficie de 1,5 hectáreas, se estableció en Wola el Cementerio del Levantamiento de Varsovia, lo que podía señalar la intención de trasladar allí a todas las víctimas enterradas en fosas comunes, incluidos los soldados fallecidos en el Levantamiento. Solo una acción decidida y coordinada, una actuación rápida, podía evitarlo.
En 1946 el Cementerio Militar de Powązki pasó a las manos de la administración militar, pero las autoridades estatales de nivel inferior y medio todavía no llevaban una política decidida en materia de cementerios y muchos asuntos conseguían arreglarse según lo planeaban los comités de familias de los miembros del Ejército Nacional.
Se formaron un total de once comités, reunidos en torno al coronel «Radoslaw», que a partir de entonces actuó en su nombre. Esto hizo posible realizar en el lugar elegido la idea de crear un símbolo visible, que apelara a los sentimientos más profundos de la nación. Este lugar solo podía serlo el Cementerio Militar de Powązki. Esto conllevaba una condición básica: las secciones de los insurgentes con tantas tumbas individuales como fuera posible, debidamente marcadas, habrían de ocupar una zona compacta en las inmediaciones más cercanas del monumento, que expresaría los sentimientos patrióticos de todos aquellos que estiman la idea de la independencia.
Esta tarea, a pesar de las dificultades planteadas por las autoridades comunistas, consiguió cumplirse en gran medida, gracias a la obstinación, el coraje y la dedicación de sus ejecutores, la presión de la sociedad, incluidos los comités de familias y las comunidades de las unidades del Ejército Nacional, con el apoyo financiero del «fondo social», que afortunadamente se salvó de la confiscación a la hora de revelar las estructuras conspirativas en septiembre de 1945. Es suficiente solo examinar detenidamente en el plano del cementerio la distribución de las secciones de los insurgentes. No es por casualidad que la mayoría de estas se concentren alrededor del monumento «Gloria Victis», situado en el centro del área en cuestión.
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sección del batallón «Miotła» (vista actual)
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sección del batallón «Parasol» (vista actual)
sección del regimiento «Baszta» (vista actual)
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sección del grupo «Żywiciel» (vista actual)
El concurso para erigir este monumento se organizó en febrero de 1946. Tras examinar una serie de proyectos presentados, se seleccionó el proyecto firmado con el emblema «Monika» para su ejecución. La autora resultó ser Helena Kłosowicz, un ex oficial de enlace y soldado en el Casco Antiguo. La construcción fue confiada al taller de cantería y arte de los hermanos Koziański bajo la supervisión de la diseñadora. El monumento en forma de un alto obelisco de mármol negro, coronado por una urna en su parte superior, tenía las esquinas de mármol rosa. En los cuatro lados del granito hay inscripciones en bronce: «A los soldados del Ejército Nacional muertos por la libertad», «1939-1944», «Levantamiento de Varsovia 1 VIII – 2 X 1944» (debajo de una corona de hojas de roble), «Gloria Victis» (debajo de la Cruz de Virtuti Militari). La ceremonia de inauguración y bendición del monumento por el gerente del cementerio militar, sacerdote canónigo M. Żemralski, tuvo lugar el 1 de agosto de 1946, en el segundo aniversario del Levantamiento de Varsovia.
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inauguración del monumento «Gloria Victis» en 1946
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Cementerio del Levantamiento de Varsovia en Wola
En 1973 se inauguró allí un monumento enorme de «Los Caídos-Invictos» («Polegli – Niepokonani»), al pie del cual hay una inscripción: «Aquí yacen las cenizas de más de 50 mil polacos que murieron en los años 1939-1945 en la lucha por la libertad de su Patria contra el invasor hitleriano».
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monumento de «Los Caídos-Invictos»
La coincidencia temporal de las dos ceremonias mencionadas no disminuye en modo alguno su rango ni importancia para la idea de conmemorar a las víctimas del Levantamiento de Varsovia. Tanto el cementerio en Wola, como las secciones de los insurgentes en Powązki demuestran que la sociedad guarda en la memoria a todos aquellos que en la lucha por la libertad e independencia de Polonia pagaron el precio más alto. Su martirio no debe ser nunca objeto de ninguna disputa.
La siguiente etapa de los trabajos de exhumación tuvo lugar en la primavera de 1947, cuando se abrieron las tumbas temporales en el Parque de los Krasiński. En aquel momento, la supervisión del Cementerio Militar fue asumida por la Comandancia de la Ciudad («Komenda Miasta»), que encargó a la Asociación de los Participantes en la Lucha Armada por la Independencia y la Democracia que calificara a los soldados de varias unidades fallecidos en el Levantamiento en los combates llevados en Varsovia.
DFue el motivo de numerosos malentendidos y disputas. Un inválido de guerra ciego, que perdió ambos ojos, fue nombrado funcionario principal encargado de los asuntos sepulcrales en el Cementerio Militar y desde entonces hubo de expedir permisos para efectuar entierros. La dirección del cementerio se opuso a que se siguiera enterrando a soldados del Ejército Nacional, dirigiendo los cuerpos al cementerio de Wola, donde frecuentemente permanecían desprotegidos, sin ataúdes, durante mucho tiempo. En la capilla del cementerio de Powązki se depositaban cadáveres que seguían sin ser enterrados desde el otoño de 1946. Hubo casos de robo o sustitución de cuerpos. Finalmente, el 18 de abril de 1947, la Asociación suspendió por completo la exhumación de los soldados del Ejército Nacional del Jardín de los Krasiński y no emitió ningún permiso más para efectuar entierros en el Cementerio Militar. Los funerales sólo podían tener lugar en el cementerio de Wola. La carta del Cnel. «Radosław» al Presidente del Gobierno relativa a este asunto quedó sin respuesta.
Los funerales de los restos no identificados, enterrados principalmente en las secciones ubicadas al borde del cementerio (C-8, C-10, D-10), fueron los que encontraron menos oposición.
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fosas comunes con tumbas anónimas de los Insurgentes Varsovianos no identificados
Los soldados del batallón del Ejército Nacional «Gozdawa» y del grupo «Chrobry II», exhumados del Jardín de los Krasiński, fueron enterrados en la sección B-8..
sección del batallón «Gozdawa» (vista actual) |
sección del grupo «Chrobry II» (vista actual) |
Progresivamente, se fueron llenando las secciones restantes. Así que, pese al acoso, las protestas y las prohibiciones, la dirección del cementerio no logró impedir la creación de secciones separadas de los insurgentes. Este proceso prácticamente terminó a finales del otoño de 1947.